Antes de la crisis se pedía crédito para casi todo: para comprar los muebles de la casa, para un televisor, para un coche, incluso para ir de vacaciones. Tú lo pedías y en cómodos plazos lo devolvías, en esa época todo el mundo podía tener un crédito, los bancos daban y daban, sin importar quien lo pidiera, era como si hubiera un anuncio en la puerta que dijera todo créditos, era una buena época en términos económicos.
Ahora pasa todo lo contrario. La gente que intenta pedir crédito para montar una empresa o terminar de pagar algo, se las ven y se las desean para que se lo concedan si es que llegan a hacerlo, y como la gente quiere liquidez rápidamente y los bancos no la dan, han aparecido anuncios de empresas que dicen darte hasta tres mil euros en diez minutos.
Al principio solo eran una o dos la más conocidas, pero de un tiempo a esta parte han aparecido muchas más que dan más o menos crédito, pero que todas te lo ponen muy fácil. Sí, es demasiado fácil, porque si nos quejamos de los intereses que ponen los bancos a las hipotecas y créditos, no digamos lo de esas empresas que se anuncian.
Hay que tener mucho cuidado con lo que se hace, porque al final debes más de lo que te has llevado. Por eso siempre hay que leer bien los contratos que firmamos y si el dinero tampoco es para una urgencia, pensemos bien antes de endeudarnos.